Resistencia eléctrica es toda oposición que encuentra la
corriente a su paso por un circuito eléctrico cerrado, atenuando o frenando el
libre flujo de circulación de las cargas eléctricas o electrones. Cualquier
dispositivo o consumidor conectado a un circuito eléctrico representa en sí una
carga, resistencia u obstáculo para la circulación de la corriente eléctrica.
Normalmente los electrones tratan de circular por el
circuito eléctrico de una forma más o menos organizada, de acuerdo con la
resistencia que encuentren a su paso. Mientras menor sea esa resistencia, mayor
será el orden existente en el micro mundo de los electrones; pero cuando la
resistencia es elevada, comienzan a chocar unos con otros y a liberar energía
en forma de calor. Esa situación hace que siempre se eleve algo la temperatura
del conductor y que, además, adquiera valores más altos en el punto donde los
electrones encuentren una mayor resistencia a su paso.
tipos de resistencias
podemos distinguir varios tipos de resistencias como:
Resistencias de hilo bobinado. Fueron de los primeros tipos en fabricarse, y aún se utilizan cuando se requieren potencias algo elevadas de disipación. Están constituidas por un hilo conductor bobinado en forma de hélice o espiral (a modo de rosca de tornillo) sobre un sustrato cerámico.
Un inconveniente de este tipo de resistencias es que al estar constituida de un arrollamiento de hilo conductor, forma una bobina, y por tanto tiene cierta inducción, aunque su valor puede ser muy pequeño, pero hay que tenerlo en cuenta si se trabaja con frecuencias elevadas de señal. Por tanto, elegiremos este tipo de resistencia cuando uno que necesitemos potencias de algunos watt y resistencias no muy elevadas dos que necesitemos gran estabilidad térmica y tres que necesitemos gran estabilidad del valor de la resistencia a lo largo del tiempo, pues prácticamente permanece inalterado su valor durante mucho tiempo.
Resistencias de carbón prensado Estas
fueron también de las primeras en fabricarse en los albores de la electrónica.
Están constituidas en su mayor parte por grafito en polvo, el cual se prensa
hasta formar un tubo. Las patas de conexión se implementaban con hilo enrollado
en los extremos del tubo de grafito, y posteriormente se mejoró el sistema
mediante un tubo hueco cerámico en el
que se prensaba el grafito en el interior y finalmente se disponían unas bornas
a presión con patillas de conexión. Las resistencias de este tipo son muy
inestables con la temperatura, tienen unas tolerancias de fabricación muy elevadas,
en el mejor de los casos se consigue un 10% de tolerancia, incluso su valor
óhmico puede variar por el mero hecho de la soldadura, en el que se somete a
elevadas temperaturas al componente. Además tienen ruido térmico también
elevado, lo que las hace poco apropiadas para aplicaciones donde el ruido es un
factor crítico, tales como amplificadores de micrófono, fono o donde exista
mucha ganancia. Estas resistencias son también muy sensibles al paso del
tiempo, y variarán ostensiblemente su valor con el transcurso del mismo.
Resistencias de película de carbón.
Este tipo es muy habitual hoy día, y es utilizado para valores de hasta 2 watt. Se utiliza un tubo cerámico como sustrato sobre el que se deposita una película de carbón.
Este tipo es muy habitual hoy día, y es utilizado para valores de hasta 2 watt. Se utiliza un tubo cerámico como sustrato sobre el que se deposita una película de carbón.
Para obtener una resistencia más elevada se practica una
hendidura hasta el sustrato en forma de espiral, con lo que se logra aumentar
la longitud del camino eléctrico, lo que equivale a aumentar la longitud del
elemento resistivo. Las conexiones externas se hacen mediante crimpado de
cazoletas metálicas a las que se une hilos de cobre bañados en estaño para
facilitar la soldadura. Al conjunto completo se le baña de laca ignífuga y
aislante o incluso vitrificada para mejorar el aislamiento eléctrico. Se
consiguen así resistencias con una tolerancia del 5% o mejores, además tienen
un ruido térmico inferior a las de carbón prensado, ofreciendo también mayor
estabilidad térmica y temporal que éstas.
Resistencias de película de óxido metálico.
Son muy
similares a las de película de carbón en cuanto a su modo de fabricación, pero
son más parecidas, eléctrica mente hablando a las de película metálica. Se hacen
igual que las de película de carbón, pero sustituyendo el carbón por una fina
capa de óxido metálico (estaño o latón). Estas resistencias son más caras que
las de película metálica, y no son muy habituales. Se utilizan en aplicaciones
militares (muy exigentes) o donde se requiera gran fiabilidad, porque la capa
de óxido es muy resistente a daños mecánicos y a la corrosión en ambientes
húmedos.
Resistencias de película metálica.
Este tipo de resistencia es el que mayoritariamente se fabrica hoy día,
con unas características de ruido y estabilidad mejoradas con respecto a todas
las anteriores. Tienen un coeficiente de temperatura muy pequeño, del orden de
50 ppm/°C (partes por millón y grado Centígrado). También soportan mejor el
paso del tiempo, permaneciendo su valor en ohmios durante un mayor período de
tiempo. Se fabrican este tipo de resistencias de hasta 2 watt de potencia, y
con tolerancias del 1% como tipo estándar.
Resistencias de metal vidriado.
Son
similares a las de película metálica, pero sustituyendo la película metálica
por otra compuesta por vidrio con polvo metálico. Como principal característica
cabe destacar su mejor comportamiento ante sobrecargas de corriente, que puede
soportar mejor por su inercia térmica que le confiere el vidrio que contiene su
composición. Como contrapartida, tiene un coeficiente térmico peor, del orden
de 150 a 250 ppm/°C. Se dispone de potencias de hasta 3 watt.
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